24 mayo 2022

Cada día según vuelvo del curro con mi bici

 me entran ganas de contar lo que me pasa, lo que sucede en el día a día de una commuter en Madrid. 

Hoy sin ir más lejos recibí un bocinazo de un bus de la EMT en el semáforo de la calle (en ese punto más bien parece una autovía) Méndez Álvaro (M. A.) después de la estación de autobuses. Yo estaba delante de él y supongo que su pitido iba encaminado a que me quitara de en medio. El lechuguino de él consiguió obviamente que me retirara al carril de la derecha, cosa que ya iba a hacer motu propio y que hago a diario pues es en ese carril donde 50m más adelante comienza el pseudocarril bici eternamente provisional de M.A. El motivo para que  aún no me hubiera colocado en el carril derecho es que por este último pasan a toda prisa los coches que se quieren desviar a la derecha. Hay varios momentos así en mi odisea diaria por M.A. Es terrible que un conductor profesional de la EMT no sepa esto. Cuando pasó me miró y me saludó dándome las gracias. Luego, o bien no lo sabía, o bien le daba un poco igual que yo me viera sometida a su acoso y al de los coches que giran a la derecha. Muy triste todo.

Llegar al punto del carril-bici-extinction, antes de llegar a la estación de Atocha, es otro de los momentazos del día. Ahí directamente dan ganas de cerrar los ojos y rogar...que no me maten, que no me maten. Hoy he deseado fervientemente, y no es la primera vez, que hubiera alguna que otra cámara grabando las agresiones a las que somos sometidas cada día las bicicleteras que hacemos esa ruta. Dos o tres coches me han hecho un "afeitado"¹ absolutamente innecesario. Puro supremacismo cochista. 



¹ Afeitado: En la jerga bicicletera, verse adelantada por un coche a gran velocidad de tal manera que este no deje ni medio metro de distancia contigo.

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